Siempre dispuestos al cambio e innovación en su constante revisión de los caleidoscopicos años 60, Los Immediatos consiguen con su tercer trabajo dar una vuelta de tuerca más, abriendo nuevos derroteros. Por vez primera deciden no salir de su casa para grabar. No será pues en esta ocasión por tanto ni Gijón ni Madrid los destinos a los que acuden para la grabación, porque ahora un ex-compañero de grupo, Fernando Marín, ha abierto los estudios El Pequeño Terrorista al lado de casa como quién dice. Apuestan por tanto por alguien que les conoce bien para poder lograr el sonido que les diferencia del resto de la escena de amantes de los 60.
Por primera vez también, buscan aliados nacionales para la edición del disco. Contarán para la ocasión con Sunny Day Records, la compañía de Cáceres que ya los había llevado a la capital extremeña a tocar en su día. Y lo editaron a lo grande, ya que el LP incluía en su interior versión en CD.
Grabado entre agosto y septiembre de 2009, el nuevo disco supone, a mi juicio, una pequeña obra de arte de combinación de melodías (vocales y musicales), guitarras de varios tipos y un sinfín de detalles y arreglos. Es también mezcla de folk-rock, tonadas que traen sal marina en las voces y arrebatador pop cargado de fuzz para quienes prefieran las vertientes más descocadas y energéticas del espectro temporal del que gustan Los Immediatos.
Es el tercer disco del grupo, y por ello el título hacer mención a ello. La expresión inglesa que han escogido viene a decir algo así como «A la tercera va la vencida».
Si no es una obra rotunda de madurez es porque la banda seguirá dando pasos en otras direcciones a medida que planea nuevos discos. Por ello, alguno de los detalles aquí utilizados, como por ejemplo, el órgano hammond (que luego pasaría a ser instrumento fijo), quedan como pruebas o pequeños experimentos.
La portada vuelve a ser obra de DaBeat, aunque en esta ocasión cofirma Ramón Saleta. Consta de un abigarrado dibujo, especie de mural-collage de colores de diferentes piezas de estampado en los que sobresalen, mimetizadas con el fondo, las siluetas de los componentes del grupo.
Si eres de los que te dejas atrapar por las cadencias, juegos vocales y preciosismos de los Beach Boys, te gustarán los ejercicios de «Another story» o de la cuidada «Monday morning girl«. Es una canción de las diseñadas para apreciar el lado bonito de la vida. De eso tenían mucho los 60 además.
Si por contra te mueven mucho más las travesías personales de los Who más eléctricos, o de las distorsiones de Los Flechazos en temas como «Arco iris«, no podrás dejar de escuchar «Baila conmigo«, «Having a look around you» o «Viaje interior«, uno de los temas fundamentales del repertorio immediato.
En coordenadas similares parece elaborada la version, en este caso de Los Brincos, «Renacerá«. Tiene, a mi juicio, mucha más electricidad y fuzz que el original.
Otra versión es la de «Bad boy«, un tema de Larry Williams, que parece justa y adaptada al repertorio de Los Beatles.
«[Gonna leave] my mind in bed» tiene energía aterciopelada. Es quizás el exponente de cómo el grupo sabe ceder algo del vértigo en algunas de las canciones más pop-beat para ofrecer, a cambio, arreglos exquisitos, melodías angelicales y tratamientos exquisitos.
Pueden llegar a sonar como Small Faces, como en el caso de «They’re gonna have fun«, en la que la colaboración del órgano resulta fundamental. Es precisamente ésta una de las canciones que firma Pablo, el batería-teclista. También es suya «Having a look around«. El resto, exceptuando versiones y «Si tú te vas», una pequeña preciosidad por cierto, que es de Diego, son autoria de Jartur.
El final es para «Summer shakin’«, cuyos aires, sino de surf ortodoxo, sí traen aires de playa. El final de disco justo cuando el tema que lo ha abierto es «Another story«.
