Los Acusicas se dejaron retratar empaquetados en un monitor de televisión para salir en la portada de su tercer disco. Fue por ello, según contaban, que el disco se tituló «Telebasura», y no por intentar clamar contra la baja calidad de los programas que habitualmente se emiten. Poco importa qué fue en realidad lo que motivó a qué, el caso es que volvían a pulsar la clave del humor desde el principio.
Y en realidad más que en la televisión, en lo que realmente se fijan es en el cine. Veáse si no las películas a las que se refieren: «El Gran Miércoles» (1978) de John Milius, «Thelma y Louise» (1991) de Ridley Scott, «Brokeback Mountain» (2005) de Ang Lee, «Johny Cogió Su Fusil» (1971) de Dalton Trumbo, etc.
Como es de imaginar la agrupación termina ahí, en las referencias cinematográficas, porque cada una de las canciones evoluciona hacia vertientes bien diferentes. Si «El gran miércoles» se gira hacia brisas marinas (lógicamente) de las que te hacen pensar en los Pixies, y «Johny cogió su fusil» basa su evolución en ritmos vaqueros, «Dos tontas muy tontas» apuestas por las melodías dulces. Si bien en las cuestiones fronterizas del remix de la película de amor entre hombres del lejano oeste hay humor, y a raudales, con las citas de Gabinete Caligari, la toma del rifle para acabar con Ang Lee, etc., en la cita a las dos mujeres escapistas hay sobre todo mucho de ternura. Más que la burla ante el fracaso de la escapada detecto ironía amarga. O al menos así me lo pareció entender a mí.
Como ya ocurriera en sus discos anteriores en los que se eligió un nudo argumental, bien en un atraco -caso de «Ha Sido Éste» (Hormigonera, 2003)– o los Capdevila -caso de «Yo Maté a Kennedy» (Hormigonera, 2006)– en esta ocasión es un grupo musical, Los Geranios, los que se convierten en protagonistas de dos canciones seguidas. Primero una accidentada actuación en el programa de televisión de Paloma Chamorro, La Edad de Oro, y el consiguiente despertar tras un período de años en coma de uno de los integrantes, para descubrir que la banda sigue haciendo exactamente lo mismo a pesar del paso del tiempo. Culebreante el primero, «Los Geranios al poder«, el segundo, «En coma«, se muestra mucho más enérgico de primeras.
Poco amigos de romanticismos o lirismos de cantautor, destilan sarcasmo a la hora de destripar el consabido enamoramiento de medio de transporte, con el empaquetamiento claustrofóbico de «80 personas en un autobús«.
Y precisamente, no fue un pijo de jersey amarillo, sino un cantautor, el que se llevó a su chica, y no fue con polvos pica-pica sino con bombas fétidas que trató de sabotear al inoportuno. No son Hombres G , sino Los Acusicas, y te lo cuentan en «Me abandonaste por un cantautor«.
Vuelta al mundo balakao y choni, con «La chica del polígono«. Divertida transmutación del exitoso hombre de negocios para conquistar a una princesa de barrio.
Guitarra acústica en «Santiago López Alarcón» para la balada de todo un triunfador y los aires de comienzo de tecno de los 80 de «Un disparate«, que luego se acelera eso sí, ponen el punto final antes de la entrega de los bonus tracks con todos los híbridos o mash ups.
Y fueron a modo de regalo que se incluyeron en el disco, sin acreditar siquiera, porque ya se habían puesto a disposición de los seguidores en su web. Auténticos ejercicios de fuerza, ya que se construían con la banda repitiendo cada uno de los dos temas que se mezclan. Las transiciones entre los dos originales implicados es siempre espectacular, y las letras corresponden a adaptaciones divertidas, que pretenden aclarar el porqué de la combinación en concreto.
Auténtica labor de chinos la de hacer casar a Melody con Rolling Stones, Undertones con Umberto Tozzi, Offspring con Ricky Martin, AC/DC con El Aviador Dro y Sus Obreros Especializados, Raphael con los suecos Europe, Soft Cell con Iggy Pop, Alaska y Los Pegamoides con The Dandy Warhols o Nirvana con Mecano. Dicho lo cual, lo cierto es que, como todo lo bueno, un exceso puede provocar indigestión.
