Tambor, Guitarra y Voz

El asalto a una duración de mini LP de Germán Carrascosa y La Alegría del Barrio se forjó recopilando material de grabaciones diversas. El núcleo principal proviene de una sesión en verano de 2013 como trio con Olatz (voz), Jordi González (percusión), pero se completó con una canción de diciembre de 2012 en la que grabaron también con Pablo Garrido (batería) y otra de septiembre de 2011 en la que Germán estaba acompañado por Jordi Irizar (percusión), Rafa Romero (saxo alto) y Olatz (voz).

Conexión innegable tanto en la portada como en el título con «Tambor, Canción y Danza» (Walden / La Cofradía de la Pirueta / Sonido Muchacho, 2014) de Kana Kapila, banda en la que participan también Germán y Jordi González.

De la manera más dulce posible, punteando con parsimonia, es como comienza este disco, con «Viejo teatro«, el corte registrado en la sesión de diciembre de 2012. Voces conjuntadas, mimo en amarrar cada nota en la que parecería incluso la tonada de una vieja caja de música.

Pero realmente predominan los momentos más «cacharriles», de melodías vocales crudas y poco disciplinadas. Posibles vertientes personales de los territorios recorridos por Patrullero Mancuso, El Niño Gusano u otras filosofías sin par del pop patrio.

La invitación de «Ven a nuestro hogar» tiene hasta cierto aire del Oeste en sus tripas. Como el trote de «Vías de tren«, que aúna la extensión hacia el infinito de los raíles con libros inconclusos. Johnny Cash en versión hispana. Como cuando desparraman con la enorme «¿Dónde está?«, una historia de desencuentros entre Germán y La Alegría como entre Mat y Ray en aquel «E.L.E.V.E.N.» de Siniestro Total. Desenfundan hasta la armónica.

No es glam, sino más bien psicodelia con aires de la bahía de San Francisco la que destilan para el sentido homenaje que le hacen a Josetxo Ezponda (Los Bichos): «La elegía a un par de zapatos«.

En un caldo de crudeza musical se gestan letras tan interesantes como «Un cabrón vestido igual que yo«, una pretendida esquizofrenia tras la que esconderse y perpetrar pequeñas travesuras. O la de «Yo ya paso«: más country, rock añejo con un torpedo en la letra, donde se despotrica sobre la escena del momento: «Cada vez que pongo la radio y sale indie nacional tengo que ir al baño porque tengo que vomitar». Reflexiones de lo más duro: o he elegido yo mal la profesión o el público es tonto del culo. ¿Claro no?

El final es para la heterodoxia, para los temas que rompen con la posible unidad que el resto pudiera conferir al global del trabajo. Heterodoxia hecha amor fraterno al folk cuando se trata de repudiar la violencia policial y el Estado que la sustenta o como reflexión religiosa con «Soy barro«. Un final a la altura del «Vuelo barato» de su EP anterior en versión mucho menos irreverente. Colocada ahí de cierre final, oficia de Últimas Preguntas antes de acabar la emisión televisiva.

Un final sorprendente, como lo es la propuesta de Germán Carrascosa.