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Piti Sanz (Los Contentos, Di Elas) se asocia con los músicos lucenses Ro Muñoz (Di Elas, Mamá Cabra / batería) y Adrián Arias (teclado) y juntos dan forma a un disco que es una auténtica delicia. Un disco que es una declaración de intenciones, un gritar a los cuatro vientos: estoy de vuelta, he tocado el suelo pero me he levantado… y estoy más fuerte que nunca.

El disco comienza con «Todo me sale mal«, un canto a la vida pese a sus desgracias; liberado del miedo, el rencor y el odio. Un canto a la construcción tras lidiar con los demonios y las brujas. Un asumir la condición que tenemos todos, pese a nuestras dichas y errores. El tema termina con un «ya vale de quejarse» que resume la nueva filosofía de vida de Piti Sanz.

«De la azotea» sorprende por los brillantes arreglos que la enriquecen y la convierten una especie de vals rock tabernario y marinero. «Helado» es un medio tiempo melancólico que consigue ponernos el corazón en un puño y que habla de miedos y sueños, de peligros y recaídas, de echar de menos… El tema conecta con Los Enemigos y especialmente y de manera emocional con «Cuando ríes» de Los Contentos.

«Bucear» habla de ascensiones y caídas, del frío que congela del éxito y del miedo a las profundidades. Piti consigue con este disco liberarse por completo y entregarnos pequeños joyas como «Estrella fugaz» que conecta con todo ese clasicismo atemporal que va de Josele Santiago o Fernando Alfaro a Kimuru.

Nos encontramos también con medios tiempos en gallego -«Dille que non«-, realismo cargado de crudeza y cierto optimismo -«Cien veces caerás«- y también un certero acercamiento al «Las casitas del barrio alto» de Víctor Jara en «As casiñas do barrio alto». Una de las mejores canciones del disco.

Piti Sanz está de vuelta. Con más fuerza que nunca y mejores canciones. Estamos de enhorabuena.