Multivisión

1984 fue el año del tecno. Todo el mundo se compraba su Korg y su caja de ritmos y componía a medias con los circuitos impresos un tema tras otro… y algunos hasta vendían buenas cantidades de discos. Rh+ o sus mentores de Polygram-Mercury pensaron que si a otros con menos experiencia les funcionaba este particular reloj de madera, a ellos también. El problema es que ni por formación ni por vocación ellos comulgaban con los preceptos electrónicos y la falta de convicción suele pagarse bien cara.

Da un poco de pena escuchar un batería curtido como Tito Herrero intentando sonar a caja de ritmos con percusión a piñón fijo e incluso a Vargas buscando que su guitarra rock blues imitase el sonido de algún sintetizador. Todo ello aliñado con teclados de sesión ajenos a la idiosincrasia del cuarteto. Así las cosas, solamente el cantante Fernando Vázquez parece interpretar su propio personaje.

Y es que Rh+ no manejaban las mismas armas que Azul y Negro o la Betty Troupe, por citar dos caras distintas del estilo. Lo suyo era el rock y la peligrosa noche de la ciudad y demostraban sus debilidades cuando intentan hacer tecno pop y comportarse con un neorromanticismo sintético. El resultado es un sonido embarullado en el que de vez en cuando se dispara una guitarra díscola o el bajo se cansa de la monotonía armónica como muestra de rebeldía ante el imperio del oscilador controlado.

Poco que expurgar entre las canciones. Tal vez sea la última del LP, “Día de suerte”, junto a “Restos de amor”, una de las pocas salvables dentro de un producto repetitivo pista a pista.

“Elektrika” en maxi single discotequero y “Mágico tren” en el formato pequeño fueron las dos elegidas como punta de lanza de un disco que se pinchó mucho en las FM, pero que no confirmó el aceptable debut de “Rh.+” (Mercury, 1983).