Finalmente, y como anuncian en el título, Gran Banda Mandinga da ese paso adelante que le faltaba. Hacia adelante en lo que tiene de proyecto elaborado por una formación estabilizada y una idea clara en mente para el sonido de su música: principalmente el ska, al que venían apuntando casi desde el principio, pero que no terminaban de concretar por las querencias hardcore del primero y por la falta de consolidación en la sección de vientos para darse a los ritmos tropicales.
Es, asimismo, un gran salto hacia adelante por todo lo que tiene de mejora en la misma elaboración. Por vez primera graban en un estudio profesional, los Atlantide de Savino di Vietro situado en Icod de los Vinos (Tenerife), con masterización de Aitor Ariño. Además la edición se hace con el sello peninsular, de Valencia, Maldito Records, que pusieron el disco en la calle a través de Producciones Malditas.
Y, efectivamente, el ritmo que va a primar en el sonido de los Mandinga es el ska. Lo utilizan en cualquier contexto, con casi cualquier temática en la letra, porque tan pronto se refieren a ser carne de cañón en esta sociedad, incapaz de sacar a tus hijos adelante e imposibilitado de cuidar a tus mayores («Ciudadano Kien«) como denuncian la política de construcción desmedida en las Canarias, convirtiéndolas en islas de cemento «Identidad«). También les vale para hacer referencia al México zapatista en «1 de Enero del 94«.
Lo practican en versión ralentizada para contribuir al aire intimista que tiene de principio «Ciudad de cristal«. Luego se dispara algo más la cosa, recordando a Madness.
Un pequeño giro hacia el reggae juguetón y hasta remolón les vale para «La condicional«, una historia de presos, jueces y el disfrute de la libertad.
Conversan con quien eligió ser policía para combatir el hambre en un tono mucho más dialogante que aquel «Era un hombre ahora es poli» de La Polla Records, y desde el tono de ska general del tema no tienen problema en terminar de manera algo más acelerada de punk rock.
Precisamente en los alaveses y en la pistola que hablaba a su dueño («La pipa») o en La Banda Trapera del Río («No me mola tu pistola«) es en quien piensa uno con las cuestiones del kalashnikov que plantean los tinerfeños aquí.
«Gran Salto Adelante» no es un disco exclusivo de ska. Si bien es cierto que es ya claramente el tono predominante, Gran Banda Mandinga se reserva espacios como «Con la pata izquierda» para dar rienda suelta a un punk amable y simpático para hablar de la mala suerte. Todo les sale mal.
El tono se hace más amenazante y beligerante en «Fumao«, mientras que para «CH.E.P.A.» parecen optar por guitarras casi de thrash metal.
Transitan por esa gran autopista sonora por la que se moverían también Ska-P, y mucho después, proyectos como La RaizAñade este contenido, que podrían haber firmado gustosos cortes como «Ecce homo«.
Las capacidades del grupo para expandirse y enriquecer sus ganas de juerga a base de canciones se ponen de manifiesto en momentos como los de «Viviremos«. Contagian alegría sonando casi como Tequila, Los Fabulosos Cadillacs y sus paisanos Ataúd Vacante cuando construyen finales con épica a base de guitarras y coros.
Probablemente el disco a escuchar para hacerse una idea del sonido que quieren hacer Gran Banda Mandinga.
