Encadenados

Encadenados

Claustrofobia siempre había manifestado su deseo de hacer boleros cuando lo normal en el momento en que empezaron es que hubiesen terminado arrastrados por la corriente general de hacer afterpunk inspirados en los vientos que llegaban del Reino Unido. Aquel tipo de declaración sonaba entonces a provocación, a intento snob por destacar contracorriente. Y, sin embargo, mucho tiempo después, con varios trabajos editados ya a sus espaldas, elaboraron un disco, el segundo que sacaban con Nuevos Medios, en el que parecían dar rienda suelta, por fin, a aquel antiguo anhelo.

La relación con Mario Pacheco, responsable de dicho sello discográfico, se había enfriado un tanto por no haberse cumplido todas las expectativas puestas en “Un Chien Andaluz” (Nuevos Medios, 1988). El productor creía haber visto en el dúo barcelonés un proyecto perfectamente integrable en aquella camada de bandas que integraban de manera novedosa, fresca y revolucionaria el flamenco en sus sonidos y que algunos vinieron a denominar los Nuevos Flamencos. Y, sin embargo, y a pesar de tratarse de un ejercicio deslumbrante de síntesis de electrónica, sonidos árabes y sí, efectivamente, flamenco, el disco resistió mal la comparación con su antecesor, el laureado “Repulsión” (Justine, 1987). Esa desilusión por parte de la compañía fue la que llevó a que los esfuerzos de promoción se dirigieran hacia otros artistas, lo que explica que Claustrofobia tuviera que esperar casi cuatro años para volver a sacar un disco.

A pesar de todo, la evaluación que sus componentes hicieron a posteriori de lo logrado con este “Encadenados” es altamente positiva, resaltando su sencillez y lo bien que resiste el paso del tiempo. Lo grabaron en Íntima Sound, un estudio situado en el barrio de Gracia de Barcelona que pertenecía a uno de los componentes del grupo salsero Pernil LatinoAñade este contenido.

Ejemplo palpable de ello es la versión que incluyeron de “Cita en Hawaii”, el tema de La Mode. Construida a partir de la suave elegancia que, ya apuntada en numerosas ocasiones antes en entregas anteriores, marcaba el perfil sonoro de su nueva entrega, el caso es que no es exagerado afirmar la vigencia de la lectura de Claustrofobia de uno de los títulos más destacados del repertorio del grupo de El Zurdo y Mario Gil.

Disco que comienza lento, muy lento, con una arrastrada suavidad, como queriendo conservar la quietud mágica y narcotizante de los boleros de vieja escuela. “No olvido”, con el que arrancan, “Morir contigo” y, sobre todo, “El enjambre”, parecen estar construidos para paladear despacio.

La electrónica de sintetizadores y programaciones parece haber perdido parte del peso fundamental de antes, dando paso a construcciones que en el caso de “Un abismo en tus ojos” tienen algo de fado que termina combinado con pinceladas flamencas apoyadas por coros y palmas que lo acercan casi a la copla. Tiene un ritmo que embruja.

Por su parte “La sombra del querer” contiene un ritmo como de rumba suave bonito y elegante. Probablemente uno de los momentos más sobresalientes del disco.

La extremada quietud de “Canción de cuna” sirve de prólogo para el tema que da título al disco, con guitarra y voces como principales argumentos para construir una verdadera pequeña maravilla.

Para cerrar, “Anfitriona de silencios”, una auténtica delicia que suena a romance de otros tiempos y que María José recubre con unos coros de magia etérea.

Disco intimista elaborado con mimo por un grupo fiel siempre con un único compromiso, el de hacer la música que les apetece en cada momento, sin preocuparse por directrices comerciales alguna.

Grupo:

  “Recuerdo una vez en Lleida, un...

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Tracklist:

  1. No olvido
  2. Morir contigo
  3. El enjambre
  4. Un abismo en tus ojos
  5. Las sombras del querer
  6. Canción de cuna
  7. Encadenados
  8. Cita en Hawaii
  9. Anfitriona de silencios

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