En Otro Tiempo, en Otro Lugar

José Ignacio Lapido, tras comprobar que no había ninguna compañía en la enrarecida industria musical española dispuesta a editar sus discos, se lía la manta a la cabeza y crea Pentatonia.

Será casualidad o un efecto de crear totalmente libre de ataduras (realmente más libre de lo que él habría deseado), pero con este primer disco editado por Pentatonia llega el que para mi es hasta el momento el mejor disco en solitario de Lapido.

Si el comienzo del anterior «Música Celestial» (Big Bang, 2002) ya era brillante, en este disco resulta prácticamente perfecto. Diría que cada canción es mejor que la anterior, pero resulta muy complicado elegir una entre «Escrito en la ley», «No digas que no te avisé», y «Bellas mentiras». Si las dos primeres bordan esa faceta de carismático pesimista de Lapido, en la tercera nos encontramos con una de las más hermosas canciones de amor que he escuchado. Y en los tres casos la música y la melodía hacen que resulte difícil no acompañar cantando a un José Ignacio Lapido que se muestra ya totalmente seguro de lo que puede hacer y lo que no con su voz.

Tras la breve y bonita «Con la lluvia del atardecer«, viene la fase de las canciones más rockeras del disco: con la canción que le da título situada entre ellas, «La antesala del dolor» y «Más difícil todavía» son también redondas y el sonido es el mejor posible; tanto en las canciones íntimas como en las más rockeras, todo suena en su sitio de forma natural, sin brillos artificiales. Con un sonido de rock clásico, con sus guitarras electrificadas o acústicas cuando hacen falta, y un toque de teclados para darle mayor sabor.

El resto del disco ya se mueve entre medios tiempos y canciones lentas, prácticamente sin desperdicio, pero mis preferidas son (tan acertada en su título) «Agridulce» y la luchadora «De espaldas a la realidad«, con la que termina el disco, en lo que podría ser un guiño compartido con todos los que compartimos su forma de pensar.