En Ningún Lugar

En Ningún Lugar

Los cambios comienzan en Charades con la publicación de su segundo disco. No solo eliminan el “the” de su nombre, sino que cambian de discográfica (de la pequeña Corea pasan a la menos pequeña BCore) y cambian de idioma. Aunque no reniegan de su pasado en inglés (en las presentaciones en directo siguen tocando canciones de su debut), Charades cambian el chip y relajan su música, enriqueciéndola con más guitarras, muchas más voces y canciones que siguen siendo cortas, pero menos inmediatas, con un desarrollo algo diferente.

“En Ningún Lugar” (BCore, 2008) continua en la onda de los 60s, pero sustituye el garage por el sol de California, inundando las canciones de un halo de verano tranquilo y playero. Es un disco para escuchar en calma, en el que se describen sensaciones y momentos. Un album en el que se nota el trabajo que hay detrás, que deja ver la voluntad de cambio, de caminar sin mirar atrás.

Aunque el cambio no se perciba del todo en “Siete”, el corte que abre el album y que todavía guarda algún resquicio de su pasado, las joyas empiezan casi desde el principio: “La máquina del tiempo”, enérgica y con un final noise desconcertante, y “La carta”, con arreglos de slide y con las voces de Isa y María encajadas a la perfección, suenan como una declaración de intenciones de la banda, en las que piden que el tiempo se detenga y reconocen haber encontrado el valor para hacer lo que quieran. “Rozando la suerte”, el corte favorito del que esto escribe, es el ejemplo perfecto del optimismo de Charades, la conjunción total de melodía pop y letra alegre que tan bien saben hacer y que aquí alcanza lo sublime. Al igual que “Un día en Brighton”, con un comienzo que recuerda al “Venus” de Shocking Blue, que enseña el lado más luminoso de la banda, trasmitiendo buen humor y paz.

Sin embargo, no todo es jolgorio y ritmos divertidos. “En Ningún Lugar” nos descubre que Charades también pueden ser introspectivas y calmadas, y así lo demuestran con “El barco de Eric”, un canto a la verdad y a la libertad, y la fantástica “Tengo a María”, en el que juegan con los dobles sentidos. Para acabar, un homenaje a la filósofa alemana Hannah Arendt, en una canción de igual título, que abunda en los ritmos felices y en los coros.

Una nueva etapa para Charades, que define un poco mejor a la banda y que abre nuevos caminos dentro de su sonido.

Para la edición en vinilo incluyeron un tema extra, “Un lugar de los dos”, una canción potente, pero más seria que el resto del disco, que incluye coros masculinos, algo muy extraño en Charades.

Grupo:

Procedentes de sitios totalmente alejados entre sí...

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Tracklist:

CD 1

  1. Siete
  2. La máquina del tiempo
  3. La carta
  4. Cuando tñ no estás
  5. El barco de Eric
  6. En ningñn lugar
  7. Rozando la suerte
  8. Un día en Brighton
  9. Tengo a María
  10. Hannah Arendt

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