En el Parlamento

Tras un exitoso proceso de micromecenazgo, llega el segundo trabajo de Es Un Árbol: «En el Parlamento» (Metamovida, 2014). Quince temas grabados en los estudios Pastora de Vigo cuya escucha «puede resbalar entre políticos, religiosos, multinacionales, vaqueros, fascistas y/o saltos de niñas rusas, gansos, pueblos en guerra y futuro. Sin duda, se establece el rock absurdo como estilo definitivo«. Y es que el absurdo es el protagonista en la vida de un grupo que se presenta de la siguiente manera: «Es Un Árbol es rock absurdo, tres de cada cuatro dentistas lo recomiendan, es adecuado para curaciones reiki, vendimias de pasas, actos electorales, reuniones del club Bilderberg; Es Un Árbol renueva tu flora intestinal, tres cuartas partes del dinero que ganan lo invierten en la protección de los arrecifes de coral de Micronesia. Han girado por Osetia del Norte, Timor Este, República de Transnistria, Tartastán o Sudán del Sur, además, cada vez que compras un disco de Es Un Árbol nace un oso panda!».

La continuación de «La Buena Nueva» (Autoproducido, 2012), comienza con una intro con tintes a Def Con Dos y una letra que habla de comidas en el Senado. Tras la presentación, llegan los aires sureños de «Bambi nuclear«, un corte cargado de humor en el que nos dan consejos en caso de invasión: “la bomba atómica es mejor que el napalm / no quedará nada que se quieran llevar”, “hongo nuclear, hongo nuclear, abrid las ventanas para ventilar”.

«Camarlengo» es un delirio experimental, los niños del Vaticano juegan con el Camarlengo, cantan en el coro «muerte al Papa, viva el Camarlengo» y comen pizza. Rock progresivo, math rock y riffs festivos. También plantean una excursión a la sede de Monsanto y se acercan al rock convencional con tintes fronterizos en «Yuma«. A continuación llega un medley profundamente americano: «Ain´t got no home – MacCain – G-20«. Cambian totalmente de tercio con «Ten futuro«, un corte entre la bossanova reposada y el folk pop.

El disco se completa con más delirios cargados de humor y realidad -«El fascismo es mi ley«-, con posibilidades que podrían darse -«si tuvieras a un metro a Rajoy / y tuvieras en tu mano un sable«, cantan en «Sarajevo«-, experimentaciones varias -«El salto de la niña rusa«- y una oda a la guerra con voces angelicales: «Todo el pueblo me espera«.

Todo el conjunto queda presidido por la fantástica portada de Pablo Orza, un collage que expresa la batalla ciencia-religión y el carácter litúrgico y de comunión con el público cuando suben a un escenario.