En Casa de la Maruja

Álbum de difícil clasificación en el que Ricardo Cantalapiedra abraza el costumbrismo amable con su particular bestiario urbano. Esto ya no es canción protesta al uso y mucho menos canción religiosa. La sombra de cantautores como Patxi Andión, Alberto Bourbon o, incluso, el más comercial Leandro planean sobre este vinilo, que decepcionaría un tanto a los seguidores de Ricardo, que tal vez esperaban la continuidad de “De Oca a Oca y Canto Porque me Toca” (Philips, 1973).

Seguramente no era lirismo y letras tan bien escritas como poco comprometidas, lo que se esperaba de uno de los abanderados de la canción progre justo en aquel decisivo 1975 para la historia de España.

Nos quedamos con una semibalada bien construida y muy bien interpretada por Ricardo titulada “Si te vas” con elementos jazzísticos en el acompañamiento, que nos muestra una inesperada faceta de este cantante.

Otra buena elección puede ser una canción amorosa “Elena”, un tema que podría haber sido interpretado por cualquiera de aquellos solistas almibarados que tanto se prodigaron aquella década de los 70.

La tercera pata del banco y la canción más conocida y probablemente la mejor de este disco es “Balada para un canario prisionero”, un lamento triste con una instrumentación muy cuidada y una letra inmensa cargada de pesadumbre y solo una gota de esperanza.

Sin duda, un Ricardo Cantalapiedra distinto a todo lo anterior en un LP de objetivo impreciso, a medio camino entre las ampulosas baladas románticas y la canción de autor, concepto éste último en el que cabe casi cualquier cosa.