Despacio

Los tres sencillos de la cantante no habían sido un éxito tal como lo entendemos comúnmente, pero habían cosechado unas ventas crecientes, lo que animó por fin a Philips a proporcionarle un LP, un formato que le va a la cantante mucho mejor que la urgencia de un single.

Nos encontramos una Ana María crítica con la sociedad que le rodea y lo hace con temas cargados de sensibilidad y utilizando su voz de cantante y actriz, unas veces para cantar y otras para recitar. Dejando al margen los dos temas que ya habían sido publicados el año anterior, hay que citar la segunda pista, «Andando como tú«, en la línea de Mari Trini y adelantando a Cecilia. Una letra sin una palabra de relleno y una música esquemática y efectiva con ciertos dejes de jazz en la batería. Una interpretación de cantante grande.

En el tema que da título al álbum, Ana María vuelve a explicar a cada oyente como a cada amigo el motivo del disco: un año de trabajo para ella misma y para todos. Una balada sin prisas, sin pretensiones, sin modas, salida directamente de algún recóndito interior que ella nos muestra pudorosa. En cambio, superficialidad desbocada y vodevil desatado para «La del metro«, en la que Ana María se convierte un momento en una Javier Krahe a sexo cambiado.

Guiños hispanoamericanos en ese «Buen viaje amigo«, que bien podría ser una de aquellas canciones que cantaba como nadie María Dolores Pradera. Muy distinta es «Aquí en el mismo lugar«, una poesía cargada de nostalgia, apenas cantada pero bien contada, vestida con tenues tules musicales. En ella, también dos palabras que repetirá en varias de las canciones del disco: despacio y trenes. En el mismo registro de mirada atrás y recuerdos de niñez susurrados se mueve la deliciosa «Canción a Silvia«.