Así Soy Yo

El buen comportamiento comercial del single “Dónde Vas, Carpintero” (Odeón, 1971) y las buenas críticas recibidas propició la apresurada publicación de este LP. Apresurada sí, pero rentable. No es que este disco se vendiese especialmente bien; sin embargo, de él salieron en los siguientes meses una serie de sencillos que aparecieron en las listas de ventas. Todos los temas vienen firmados por Ismael y los arreglos y dirección orquestal corren a cargo del veterano Alfredo Domenech.

Nos encontramos con un Ismael convertido en un cantante melódico al uso con un regusto folk casi imperceptible y su habitual voz de rudo pregonero castellano dulcificada hasta límites irreconocibles. Con todo, se incluyen algunas canciones ciertamente importantes en su carrera como la comercial “Alondra” con protagonismo de los coros femeninos y el riff de guitarra. Pero las concesiones a la moda de los solistas melódicos de romanticismo de fotonovela, quedan de manifiesto en baladas melifluas como “Cuándo volverás” o retóricas como “Mis amores muertos”.

La canción, no obstante, que más llama la atención en todo el LP es “Cuestión de piel”, un recitado íntimo con arpegios de guitarra y susurros corales, mientras que el solista se despide de su viejo amor entre añoranza y reproches. Suena a Manolo Otero y al final la perorata que nos coloca Ismael llega a resultar cargante. La amante despachada llora sin pudor y al oyente acaba por importarle un bledo las cuitas amorosas de la pareja. Y como las lágrimas femeninas consiguen todo, Ismael se deshace en excusas. Un rollo infame donde los haya.

Dejo para el final la canción que da título al álbum es de las pocas medianamente salvables. Una buena letra cargada de costumbrismo y abundancia de lugares comunes con unos arreglos musicales pomposos. Un tema aceptable que seguramente le hubiera ido muy bien, por ejemplo, a Raphael, aunque nuestro Ismael tira de desgarro para hacerla creíble.