Año Nuevo

Aunque cantado en castellano mayoritariamente y grabado en sus estudios de Boadilla, bien podemos afirmar que aquí empiezan o reempiezan los álbumes galaicos del cantante. Hasta la foto de portada y alguna interior parece empecinadas en mostrarnos un Juan Pardo indiano, que regresa rico a envejecer en su tierra.

Será el último CD que cuente con los arreglos musicales de José Antonio Quintano, que junto a la guitarra de Gerardo Núñez y José Oliver en la flauta, flautín y oboe se va a convertir en coprotagonista de este disco.

Buenas canciones con un cierto aire folk en la melodía y un cierto cansancio en las voces. «Año Nuevo» (Hispavox, 1995) no es un trabajo brillante ni grande, pero es un trabajo de elegante dignidad, casi de vejez bien llevada.

Los temas suenan bastante parecidos unos a otros, aunque esos «Campos de remesar» arados con voz y flauta o ese himno muy de Pardo titulado «Año nuevo», con letra y música de escasa originalidad pero bien edificadas, son dos temas nada despreciables.

Aromas country en «El viejo» y brumas de pandeiro y gaita en «Feitos»  nos abren algunos de los secretos de la música Juan Pardo.

A estas alturas de la película, Juan Pardo es un dinosaurio que se resiste a desaparecer y se aferra a discos como éste: impecables, algo sosos, cada vez más acústicos en busca de sonoridades de viento-madera, violoncellos y segundas voces femeninas. Sabedor de la finalización de una carrera que se extendía ya por treinta y cinco años, apela a los valores de siempre: la tierra, la sabiduría, las letras elaboradas y algunos trucos que ha ido aprendiendo por el camino.