Àngel Caigut

Más de 20 años después de su primer y único disco, un maduro Oscar Mas vuelve a encontrarse a sí mismo en un disco personal. Poco que ver entre ambos discos, por no compartir ni siquiera comparten el soporte en que se fabrican. Pero sí hay algo en común: ambos están repletos de canciones de autor, sin concesiones a modas u oportunismos.

En este caso, Óscar y sus acompañantes logran un disco denso, de humo que casi se puede masticar. A ello contribuye el ambiente intimista y un acompañamiento encomendado a un combo de jazz, con guiños al rock, especialmente en una guitarra que no cesa de pisar los pedales. La voz ya no es la de un chaval airado que pone todo su ímpetu en criticar su tiempo, sino una voz curtida y, en ocasiones, un punto histriónica con dejes a cabaret y a vocalista francés de aquellos que convertían sus canciones en representaciones dramáticas de tres minutos.

Entre los títulos, me gusta “No ho se” y su rabia de garito nocturno. También “Lluna negra”, que inicia el álbum de forma contundente con una guitarra juguetona y un saxo poderoso, es una escucha recomendable. “Només això” es una bella canción de amor, una lengua universal que permite entender su letra sin necesidad de academias de idiomas. En los mismos se mueve “El camí del vent” en el que la voz de Óscar navega, canta, recita, implora sobre un piano hipnótico y desnudo.

“Com una foguera” se abre con un saxo tenor que recuerda a Gato Barbieri para dar pie al cantante convertido en pura confidencia al oído de un despendolado coro femenino. Finalmente, hay que referirse al tema que cierra y titula todo el CD. “Àngel caigut”, una balada de arreglos complejos y voz épica.

En suma, un CD bien personal, lo cual no quiere decir raro ni difícil de escuchar, en el que el cantante intenta hacer música veinte años largos de experiencias y evoluciones silenciosas, que necesariamente explotan, con todo lo imprevisible que una explosión conlleva.