47 On My Mind

Entre pitos y flautas, idas y venidas, han pasado cinco años entre el primer y el segundo vinilo de The Canary Sect. Sin embargo, cuando uno tiene una idea muy clara entre ceja y ceja, junto a unos referentes pretéritos muy claros y definidos, el paso del tiempo no es enemigo imbatible. Por lo pronto, el segundo larga duración del conjunto barcelonés comparte con el anterior estudio de grabación, productor y sello discográfico.

También coincide en el número de versiones, tres. Aquí se trata de “Roses”, de Downliners Sect, abriendo el disco; “Threat of time”, de The Scenery, en la recta final, y “Everybody’s gonna be happy”, de The Kinks, cerrando el álbum. Como se ve ya desde la misma elección de canciones, la fidelidad al rhythm and blues se mantiene, pero se baja el pistón si lo comparamos con el anterior disco. Aquí, por ejemplo, los coros toman más protagonismo, hay menos ramalazo freakbeat y más recreación del sonido original pretendido, incluyendo toques más pausados y elegantes, como en “Wyoming Bill Kelso” o “My surnamesake”. Por cierto, precediendo a esta última, “To kanarini ap’tin kypro”, el primer tema completamente instrumental de la banda.

Pero esto va de lo que va y también encontramos el ritmo imparable en “Gonna make you mine” o “Red or white wine”. Pero, ni en un lado ni en otro, probablemente sea “Things have changed” la joya del álbum, especialmente por el feeling de su riff.

Sin el impacto ni la sorpresa del anterior álbum, el segundo asalto de The Canary Sect, sin embargo, nos los confirma como una banda intensa y comprometida con sus ideas. La tirada de este LP está limitada a 500 copias, así que no demoren mucho su adquisición.